Bibliomanía, cuando compras libros que luego no lees

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Un libro es una señal de distinción. Coleccionar libros transmite una imagen de cultura y sofisticación.
Durante mucho tiempo se ha tenido la idea de que, tras una vasta biblioteca, hay detrás personas con conocimientos enciclopédicos, gustos refinados y gente experta en cualquier materia del saber humano.
En contraposición a la bibliomanía, la bibliofilia es un pasatiempo noble que anima a la persona a reunir en los estantes de su salón una colección de libros de su gusto, particularmente cuando son raros y curiosos. Es un coleccionismo sano que desafía al coleccionista a la búsqueda y adquisición de títulos que son difíciles de adquirir, ya sea por estar descatalogados, ya porque fueron editados en primeras o segundas ediciones y hacerse con ellas añaden un plus complementario a la colección.


Aquí hay que matizar que, dentro de este coleccionismo positivo, hay mucho intelectual de bolsillo a los que les gusta quedar bien con sus amigos y presumir de libros que, probablemente, nunca leerá. Es una forma de ostentación clasista y muy cara.
La era digital está estrangulando la industria del formato en papel. Muchos periódicos tradicionales están cerrando o ven cómo cada día sus tiradas son más cortas. Los libros en tapa dura van cediendo terreno ante las versiones digitales de las mismas obras. La cultura del entretenimiento online deja poco espacio para sentarse en la playa o junto a una chimenea a saborear las páginas de una buena novela.
Y, a pesar de que todo parece ir en contra de seguir adquiriendo libros para nuestra biblioteca, la bibliomanía o la compulsiva costumbre de adquirir libros solo para acumularlos, es un trastorno que parece afectar a más personas de las que se cree.

Cómo reconocer que tienes un problema con los libros

Parece ser que la cosa viene de lejos, de la época en que los caballeros europeos se afanaban por competir a ver quién poseía el libro más raro, la edición más lujosa, una primera edición o el ejemplar mejor ilustrado de un mismo título.
En este siglo XIX algunos nobles estaban obsesionados por tener en sus colecciones obras que fueran copias únicas, ediciones ilustradas, impresas en black letter.
Algunos llevaron a tal extremo su obsesión que acabaron esquilmando los fondos de grandes bibliotecas públicas. Fue lo que le ocurrió a Alois Pichler, que en el tiempo en que fue bibliotecario de la Bliblioteca Pública Imperial de San Petesburgo sustrajo más de cuatro mil libros de gran valor que fueron hallados en su poder.
Además de retirarle los libros robados, el bueno de Pichler se ganó unas vacaciones indefinidas en algún balneario de Siberia.

¿Qué motiva a estas personas a comprar libros que realmente no quieren leer?

Dicen que los bibliomaníacos se sienten atraídos por el formato, los dibujos, el tipo de letra o la idea que trata de vender la portada tras la que se esconde el libro.
Al igual que cualquier otro comprador compulsivo que se siente atraído por unos buenos zapatos o un perfume carísimo, el mecanismo que desata el impulso de la compra es válido también para los que acumulan libros. Algo activó ese resorte que los llevó a la caja cargado con la última obra de un autor de best-seller.
Al contrario que los bibliófilos que exponen sus colecciones en estanterías perfectamente ordenadas y clasificadas y que transmiten una idea de coleccionismo elitista y profesional, los que sufren bibliomanía compran libros de forma compulsiva, los abandonan en cualquier sitio de la casa, los títulos se acumulan sin orden ni método aquí y allá, y todo ese caos crea una atmósfera opresiva y sucia alrededor de los libros que ha ido adquiriendo.

Consejos para elegir un buen libro que sí te vayas a leer

¿Qué tipo de libros te gusta leer? ¿Eres más de novela o de ensayo? ¿O prefieres la poesía? Es la premisa básica antes de comenzar a husmear por estanterías sin tener ni idea.
Tienes que decidir si solo buscas un buen título para pasarte unos días entretenido con una lectura sin mayor pretensión que la de evadir a sus lectores. La lista con los best-seller son una buena solución. Libros que ofrecen entretenimiento, una trama bien construida y una lectura que avanza rápida, personajes bien perfilados y una historia que engancha hasta el final.
Si busca algo más profundo, busca un libro de historia o de ciencias que te instruya. Una opción siempre ganadora, es elegir un clásico de la literatura: libros que entretienen y enseñan.
A lo mejor ya te has decidido entre una novela y otro libro que trate temas candentes de la política o la actualidad, pero no te decides por el título a escoger.
Puedes solicitar el consejo en un amigo, de tu librero de siempre o fiarte de las reseñas de los libros de plataformas como Amazon o La Casa del Libro.
Como en esta era digital hay una red social para casi cualquier cosa, en GoodReads los amantes de los buenos libros pueden disfrutar de millones de sugerencias hechas por otros lectores como tú basadas en tus gustos literarios.

Qué hacer con los libros usados

Para los amantes de los libros, cuesta mucho más desprenderse de un viejo ejemplar gastado, con el lomo descosido y lleno de polvo que nos ha acompañado durante décadas, que de un televisor que nos costó una pasta gansa o de un mueble de madera maciza.
Pero a veces hay que saber decirles adiós, pero no por eso tenemos por qué tirarlos a la basura.

Regala tus libros que no quieras a amigos o familiares

Dónalos a bibliotecas públicas, centros educativos, ONG, centros parroquiales, asociaciones de vecinos u otros coleccionistas particulares. Si no, siempre puedes pedir a tus conocidos que te cedan sitio en sus casas para tus libros.
Intenta venderlos en páginas de segunda mano y busca recuperar algo el dinero invertido o utiliza un trastero para almacenarlos.
Si todo lo anterior te falla, quizá y solo quizá tengas que plantearte deshacerte de ellos por la vía más rápida y menos amable: tíralo. Eso sí, en tal caso, siempre mejor en el contenedor azul.